Vamos
iniciando el año y eso ello nos planteamos objetivos, siempre con la intención
de mejorar y cumplir con aquello que no pudimos durante el año anterior o simplemente porque visualizamos el año
nuevo como un nuevo capítulo en nuestras vidas y creemos que es la oportunidad
perfecta para iniciar el cambio tan esperado.
Sin embargo,
esto no suele ser siempre así, ya que por lo general no solo no conseguimos lo
que tanto queríamos, sino que por lo general el “cambio” no nos dura ni 2
meses; cuando esto sucede año con año, poco a poco nos vamos convenciendo de
que es imposible y acabamos por no solo abandonar el sueño y la meta, sino que
nunca más volvemos a proponeros lo mismo.
Entonces llegamos
al punto cuando nos preguntamos la razón por la que nunca podemos lograr
nuestros objetivos y la respuesta por lo general es muy simple: la meta que nos
proponemos no es lo suficientemente clara.
Piénsalo por
solo un momento, cuando las personas dicen “este año voy a bajar de peso”,
“este año voy a ahorrar más”, “este año voy a comprar un automóvil”, lo que
en realidad están haciendo es crear una idea, pero no un objetivo real o mucho
menos una meta, ya que es necesario que exista mucha precisión en el objetivo
que se pretende cumplir porque solo lo conseguiremos si sabemos exactamente lo
que queremos lograr.
Al decir “este
año voy a bajar de peso” la pregunta que se debe hacer es ¿Cuánto peso quiero bajar?
¿5 kilos o 10 kilos? ¿10 gramos o 500 gramos? ¿O cuando uno se propone “este
año voy a ahorrar más" Surge la misma pregunta ¿Cuánto es ahorrar más?
¿100 pesos o 1000 pesos? ¿50 centavos o 5 pesos? Y lo mismo pasa al decir “este
año voy a comprar un automóvil” ya que nos debemos preguntar ¿Qué automóvil
quiero? ¿Qué marca? ¿Qué año? ¿Qué color?; todo debe de precisarse, de otro
modo solo estaremos creando ideas abstractas que nunca vamos a cumplir.
Ya existe un
camino trazado para llegar a lo que queremos, eso que queremos ya tiene un
lugar, esta en alguna dirección y está en un lugar preciso, pero al no ser
objetivos y claros con lo que queremos nunca sabremos cual es la línea de
partida y por eso nunca se lleva a cabo; el ejemplo más claro que puedo darte
es el siguiente: Imagina que te subes a un taxi y el chofer te pregunta “¿A
dónde quiere que lo lleve?” y tú le respondes “hacia el norte” y esa es tu
única referencia, por ende lo más seguro es que cuando llegue a aquel lugar no
te guste para nada ya que no lo querías pero no sabias bien a donde ir.
Por otro lado,
en otra situación hipotética tú te subes a un taxi y cuando el chofer del
vehículo te pregunta a donde llevarte tú le dices exactamente a donde quieres
llegar y por lo tanto te lleva ahí.
Es exactamente
lo mismo con nuestros objetivos y metas, ya que nada que no sea concebido
primero en la mente se puede conseguir, lo que debemos hacer es ser lo más
exactos y precisos con lo que queremos y a partir de ahí las acciones
encaminadas hacia esa dirección ya que tarde o temprano nos llevaran ahí porque
estamos siguiendo el camino exacto y preciso que solo lleva hacia ese lugar.
Esto lo alegaba
el filósofo Schopenhauer “no hay ningún viento favorable para el que no sabe a qué
puerto dirigirse” y como recomendación personal te sugiero que encuentres gente
en tu entorno que ya haya logrado lo que tu tanto quieres conseguir, ya que su
ejemplo, experiencia y consejo pueden ser de mucha ayuda y darte una visión más
clara de cómo lograrlo; claro que su forma de hacer las cosas no te lleve
exactamente a donde tú quieres ya que las circunstancias por lo general siempre
son distintas para ambos pero siempre hay algo bueno que puedes tomar de ahí.
Espero que
logres cumplir todas tus metas y siempre tengas una visión optimista de todas
las situaciones que se te presenten porque estoy seguro de que se presentaran
adversidades y vas a necesitar de esa energía positiva para no dejarte caer,
pero créeme que si vale la pena no será fácil y eso tú también los sabes
¡Éxito!
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